- Su construcción.
- Los vinos con los que debemos comenzar a abastecerla.
Comenzando con el primer punto, lo primero de todo sería elegir el lugar adecuado para que los vinos se sientan “a gusto”. Para ello, debemos observar los siguientes puntos:
1. Temperatura.
El lugar de almacenamiento de los vinos, no debería encontrarse próximo a una fuente de calor ni de frío. La temperatura debería ser constante, sin fluctuaciones y varía según el tipo de vino. Para los tintos recomendamos entre 14 y 18 grados y para los blancos, rosados, cavas y champagnes entre 5 y 10 grados, con mínimos ajustes en función de los gustos personales.
2. Posición de la botella.
Las botellas con tapón de corcho, deben estar en posición horizontal para que el vino esté en contacto con él, no se reseque y evite la oxidación del líquido. Las botellas con tapón de silicona o similares, es bueno mantenerlas de pie para que el tapón no aporte ningún olor ni sabor al vino.
3. Oscuridad.
Es conveniente un lugar oscuro, con luces indirectas para su iluminación, que no caigan sobre las botellas. A veces el exceso de luz puede ser una causa de oxidación.
4. Ventilación y Limpieza
El vino es un ser vivo y aunque se encuentra embotellado, lo podemos considerar un alimento y por lo tanto debería estar en un sitio ventilado y limpio.