¿Alguna vez te has preguntado por qué el exterior de algunas botellas de vino viene rodeado por una malla o redecilla metálica? ¿La diferencia está en el contenido o sólo en el continente? Vamos a intentar aclarar un poco el asunto a continuación.
El origen de las mallas metálicas del vino
Las mallas metálicas para vino, que también se denominan alambrado, tuvieron su origen en La Rioja, concretamente en la Bodega Marqués de Riscal, que se considera la bodega de métodos modernos más antigua de esta provincia y que aún las mantienen en su vino Marqués de Riscal Reserva de 2013. Estas mallas se empezaron a usar a finales del siglo XIX para evitar que las botellas de esta bodega se rellenasen de forma fraudulenta y para darle un aspecto más lujoso a este producto que empezaba a ser muy demandado por la alta sociedad española. Se quería así dotar a la botella de esta denominación de origen de un aspecto más distinguido, frente a los vinos más comunes, los tradicionalmente conocidos como “vinos de mesa”, que se suelen envasar en las mismas botellas.
Las mallas comenzaron a popularizarse en los hoteles más famosos de Madrid, algunos de los cuales continúan todavía en activo, como el Hotel Palace y el Hotel Ritz, que envolvían el vino en la red metálica para garantizar que sus botellas no habían sido rellenadas. Parece ser que las bodegas enviaban los barriles de Rioja a Madrid y eran los dueños de los comercios y locales de hostelería los encargados de llenar las botellas, acción que se aprovechaba en ocasiones para utilizar vino de dudosa procedencia y/o peor calidad. Por supuesto, los hoteles más prestigiosos no recurrían a estas prácticas.
Las redecillas metálicas del vino en la actualidad
Actualmente hay una corriente de bodegas que portan como estandarte la tradición y la larga trayectoria de sus vinos, y que subrayan el carácter vetusto de sus vinos con esta redecilla. ¿Son mejores vinos que los que no la llevan? Hay que probarlos todos y comparar para descubrirlo.