Ribera del Duero

La Ribera del Duero es la Denominación de Origen más antigua y relevante de la Comunidad de Castilla y León. Su Consejo Regulador cumplió 25 años en 2008. Alrededor de 200 bodegas pertenecen a esta D.O  con algo más de 600 marcas, que fomentan el enoturismo de la zona.

A ella pertenecen más de 100 municipios de las provincias de Burgos, Segovia, Soria y Valladolid. En total, se trata de un espacio vitivinícola de 115 km de longitud y 35 km de anchura.

El vino y los viñedos forman parte desde hace mucho tiempo de la cultura de las tierras y gentes que habitan en el corazón del Duero. Hace 2.000 años ya se conocía la gran riqueza de esta tierra y su potencial para producir vinos de calidad. Con un clima continental, la D.O. Ribera del Duero se caracteriza por tener veranos muy calurosos de hasta 40 grados e inviernos muy fríos con temperaturas bajo cero, todo ello acompañado por súbitas tormentas e intensas heladas. Contrastes climáticos a extremos que alteran el curso de los viñedos. La Ribera del Duero tiene un promedio de 450 mm de lluvia al año.

La propia naturaleza y el paso del tiempo han contribuido a crear un suelo de arenas limosas y arcillosas. Son muchos los factores que intervienen en la elaboración de un Ribera del Duero. La vendimia manual sigue prevaleciendo en esta zona, la recogida y selección del fruto es particularmente importante porque para lograr un vino de altísima calidad solo se aceptan las mejores uvas, el resto se descartan.

La variedad estrella es la Tempranillo, también conocida como Tinta del país o Tinto Fino, es responsable del color, aroma y cuerpo característicos de los vinos Ribera del Duero. El resto de variedades tintas son Cabernet Sauvignon, Merlot, Malbec y Garnacha. La Albillo es la única variedad blanca permitida. Los vinos rosados que se producen en la Ribera del Duero son afrutados y frescos, con una atractiva acidez. Los vinos tintos jóvenes, de profundo color, son amplios en aromas frutales y plenos de sabor. Los tintos de crianza son aterciopelados y de potente estructura, fruta y madera perfectamente ensamblados. Y los vinos tintos reservas y grandes reservas son intensos y elegantes, de atractiva complejidad y que se encuentran entre los más longevos del mundo.